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En general, el sistema más habitual de pronóstico del tiempo lo recibimos del servicio meteorológico nacional: AEMET. Su sistema de alerta meteorológica es generalmente bastante eficiente y fiable, por ejemplo, a la hora de pronosticar una ola de calor en Canadá, la erupción de un volcán, el riesgo de incendios forestales por calor extremo o rachas de fuertes vientos que puedan provocar daños materiales. Si los pronósticos indican que nuestra zona hay aviso amarillo por lluvias o que estamos en alerta naranja o roja por fuertes rachas de viento, tormenta eléctrica o lluvia, sabemos que lo mejor es quedarnos en casa y dedicarnos a tareas de interior para protegernos de las inclemencias del tiempo.
Estas alertas de vigilancia deben tomarse muy en serio porque señalan la llegada de un fenómeno meteorológico peligroso. Quedarse atrapado en una inundación puede ser mortal y los riesgos de vientos muy fuertes son muy reales.
El objetivo de la AEMET con este sistema de predicciones meteorológicas es claro y directo: advertir a los ciudadanos y profesionales de los riesgos por bajas o altas temperaturas y otros fenómenos meteorológicos.
Sin embargo, no solo dependemos de la AEMET para conocer el pronóstico de los fenómenos meteorológicos adversos: también hay empresas privadas especializadas en servicios de alerta meteorológica que ofrecen pronósticos fiables.
Estas empresas y organizaciones privadas también ofrecen un servicio de alerta de vigilancia contra el mal tiempo y los fenómenos meteorológicos extremos. Pero su propósito a veces es ligeramente diferente: en lugar de simplemente alertar a la población, ayudan a los profesionales (y también a las personas) a prepararse lo mejor posible para el mal tiempo esperado.
La Estación Meteorológica Inteligente Netatmo ayuda a predecir el mal tiempo con datos recopilados justo en el lugar en el que se encuentra su vivienda. Tras analizar una caída repentina de la presión atmosférica y compilarla con otra información meteorológica proporcionada por la estación, recibirá un aviso del riesgo de tormentas, lluvia o nieve en las inmediaciones de su hogar.
Algunas organizaciones privadas van más allá que el mero pronóstico del tiempo que ofrece la AEMET. Si nuestra actividad profesional o personal está intrínsecamente ligada al clima y sus riesgos, es mejor prevenir que curar.
Estos sistemas de advertencia de mal tiempo operan de forma muy ofreciendo una extensa variedad de configuraciones posibles: la acumulación de nieve o precipitación en mm en el caso de las alertas por nieve o lluvia, el riesgo de tormentas eléctricas y tempestades, granizo, niebla o hielo en una escala de 0 a 5, alertas de viento en función de la velocidad de la ráfaga en km / h, o incluso los umbrales de temperatura para este tipo de alertas meteorológicas.
Con este tipo de servicio, cuando haya riesgo de nieve, lluvias, vientos, inundaciones o tormentas (casi) todo estará previsto. Estas son algunas de las funciones que podremos recibir desde una estación meteorológica:
La AEMET también ofrece servicios para la previsión del mal tiempo, pero muchas empresas privadas van más allá en sus sistemas de alerta meteorológica. Sin embargo, este tipo de servicios no son gratis y como siempre, dependerá de las necesidades de cada uno: Por ejemplo, si queremos proteger nuestra actividad profesional del riesgo de inundaciones, conocer estos datos tendrá mucha importancia. Si es solo para ir de excursión y evitar las lluvias, no tendremos tanta necesidad de pagar por un servicio de alerta meteorológica. En resumen, ¡la decisión depende de cada uno!
Combine las alertas de mal tiempo recibidas directamente en su teléfono inteligente con los datos meteorológicos proporcionados por la Estación Meteorológica Inteligente Netatmo. De este modo, esté donde esté, siempre tendrá acceso a la información meteorológica en las inmediaciones de su hogar. Controle su entorno exterior e interior en cualquier momento y anticípese a todos los riesgos.
Evidentemente, las personas pueden ser vulnerables durante una tormenta, inundación o nevada. Pero para algunos sectores profesionales, toda su actividad económica depende de las condiciones climatológicas. Ante un fenómeno meteorológico extremo, se puede perder rápidamente una gran cantidad de dinero.
Esto ocurre, por ejemplo, en el caso de los concesionarios de automóviles que tengan parte de su flota de vehículos al aire libre. Conocer por anticipado el riesgo de mal tiempo (especialmente, de la implacable tormenta de granizo) les permite protegerla.
También ocurre lo mismo en el caso de los profesionales del sector de la construcción: no deben perderse ninguna alerta de vigilancia de la AEMET para evitar el peligro, ya que a menudo están directamente expuestos a lluvias, vientos o nieve.
Otro sector directamente relacionado con el clima es el de la celebración de eventos. En caso de que exista una alerta naranja por riesgo de fuertes lluvias, por ejemplo, muchos eventos simplemente se cancelan o posponen. Celebrar un evento al aire libre en condiciones adversas es inconcebible y si existen riesgos el día de la celebración, es mejor cancelarla y esperar a que el tiempo se calme.
Las compañías de seguros también tienen todo el interés en ayudar a sus asegurados a prevenir los riesgos relacionados con el mal tiempo y los caprichos meteorológicos. De lo contrario, se podría perder mucho dinero …
Por último, no olvidemos a los agricultores que viven en función de las condiciones climáticas. Una alerta de vigilancia naranja o roja implica la necesidad de ir a proteger los cultivos sensibles a la lluvia, la nieve, las heladas o las tormentas. En estos casos, la AEMET es su mayor aliada en la lucha contra el mal tiempo y la destrucción de sus cultivos.
Debido al cambio climático, las condiciones meteorológicas adversas van en aumento. Las inundaciones azotan cada vez más localidades, las lluvias son a veces muy fuertes, la nieve es cada vez más inusual pero también más aleatoria, los vientos que acompañan a una tormenta se vuelven más violentos, etc. Una cosa es segura: en el futuro inmediato será mejor anticiparse a los riesgos de las inclemencias del tiempo y los caprichos del tiempo para protegerse de ellos.