Netatmo y Somfy anuncian la compatibilidad del Termostato y de las Válvulas Termostáticas inteligentes con la Box conectada TaHoma
¡Cada persona consume de media entre 10 y 15.000 litros de aire al día! Una enorme cantidad, si la comparamos con otros elementos. Por ejemplo, consumimos unos 2 litros de agua y 1,5 kg de comida a diario. Por desgracia, el aire que respiramos en el interior de nuestras casas o lugares de trabajo, suele estar más contaminado que la atmósfera exterior, especialmente debido al dióxido de carbono. Pero las emisiones de este gas no son las únicas que resultan dañinas.
Aparatos de combustión, mala ventilación o ventilación insuficiente, exceso de humedad, productos químicos, velas o incluso incienso … a veces se hace difícil respirar aire limpio en nuestra propia casa.
¿Temes que el aire que estás respirando en tu hogar esté contaminado? ¡Empieza por mejorar la calidad del aire en el interior de tu vivienda! Es cierto que las emisiones de gases de efecto invernadero al aire libre son responsables del calentamiento global, el aumento del nivel del mar y la extinción de especies … pero también se debe evitar la concentración de dióxido de carbono dentro de las casas. Por ejemplo, por un exceso de combustión de combustibles fósiles.
Sin embargo, a pesar de sus posibles efectos sobre la salud, parece que el contenido de dióxido de carbono ambiental no es un indicador positivo de la calidad del aire.
La Estación Meteorológica Inteligente de Netatmo permite conocer el nivel de humedad, la temperatura… y la calidad del aire en el interior del hogar, de forma práctica y sencilla. ¿Necesitas ventilar para que salga el dióxido de carbono y otros gases nocivos y así mejorar la atmósfera de tu vivienda? ¡Este práctico aparato te indica cuándo y cómo hacerlo!
Como hemos visto, el aire de nuestras viviendas (pero también de los colegios y edificios públicos) está más contaminado dentro que fuera, a pesar de que pasamos entre el 80 y el 90% de nuestro tiempo en su interior. El efecto del aire contaminado en la salud no es el más deseable, como debería ser… y, por supuesto, el dióxido de carbono, un gas incoloro e inodoro, desempeña un papel importante en ese nivel dañino de contaminación.
En Francia, la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de Alimentación, Medio Ambiente y Trabajo (ANSES) recuerda que la actividad humana es la responsable de la mayor parte de las emisiones de CO2 dentro de los edificios. La producción de energía, y especialmente de calor, también puede provocar emisiones de gases nocivos, como el monóxido o el dióxido de carbono. Y, por supuesto, también la quema de combustibles fósiles como el carbón, petróleo o gas, la combustión de madera o aceite provoca esas emisiones.
La Agencia especifica que el dióxido de carbono es más bien un indicador del nivel de contención y de la calidad de la renovación del aire… y no tanto un indicador de la calidad del aire propiamente dicho.
Sin embargo, recomienda a las escuelas y otros lugares públicos realizar suficientes renovaciones de aire y ventilación mecánica para reducir las emisiones de dióxido, evitando exceder los 1000 PPM. Este es el umbral de dióxido de carbono ambiental, a partir del cual se sienten efectos indeseables (por ejemplo, una notable alteración de la capacidad de razonar).
El CES es un comité de expertos especializados en "Evaluación de riesgos relacionados con los ambientes aéreos" relacionado con la ANSES. En 2013, fue citado en un detallado informe de 294 páginas, escuetamente titulado: "Concentraciones de ppm de CO2 en el aire interior y efectos en la salud". En este informe, se desmiente que el gas dióxido de carbono sea un buen indicador de la calidad del aire interior.
De hecho: “El CES recomienda no desarrollar un valor “guía” de calidad del aire interior (VGAI) para el CO2, ya sea por sus propios efectos o por los efectos del confinamiento en la salud. A la vista de los resultados de este trabajo, la simple medición de CO2 no puede considerarse como un indicador de la calidad sanitaria del aire interior."
Las razones de esto se explican a continuación:
“Los datos epidemiológicos disponibles en estos momentos no permiten crear un valor umbral de CO2 que proteja contra los efectos del confinamiento en la salud, en la percepción de confort o en el rendimiento”;
"La probabilidad de sobrepasar los valores objetivo sanitarios o el valor guía de calidad del aire interior (VGAI) para los contaminantes químicos del aire interior es real, incluso con concentraciones reducidas de CO2".
A falta de datos epistemológicos suficientes, no existe un marco de referencia que permita establecer un umbral para la inhalación de dióxido de carbono en el aire interior de un edificio. Por eso, de momento se cree que medir solamente el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera dentro de las casas no es suficiente para determinar la calidad del aire.
Por otro lado, ANSES ha establecido diferentes VAGV para 8 gases tóxicos y emisiones: formaldehído, monóxido de carbono, benceno, naftaleno, tricloroetileno, tetracloroetileno, partículas y ácido cianhídrico. Sin embargo, los correspondientes al dióxido de nitrógeno y la acroleína de momento se han quedado en simples propuestas. Y, como habrás comprendido, el dióxido de carbono ni siquiera llegó a la fase de propuesta …
Sin embargo, hay que ser prudentes ya que con esto no se están cuestionando los peligros del dióxido de carbono. Las emisiones de gases de efecto invernadero siguen siendo un problema importante y su reducción o incluso su erradicación debe realizarse ahora, a principios del siglo XXI. La constatación es simple: si las emisiones de gases de efecto invernadero, y especialmente el dióxido de carbono, no disminuyen radicalmente, el calentamiento global podría provocar un colapso de la civilización.
La calidad del aire interior, al igual que la pureza de la atmósfera y la buena salud del medio ambiente, juegan un papel fundamental para el conjunto de los seres vivos. Hasta ahora no se había puesto atención a los efectos negativos del dióxido de carbono y las consecuencias de este gas han sido las que conocemos hoy: efecto invernadero, calentamiento global, cambio climático y todos los desastres derivados, actuales y futuros. ¡Hay que prestar atención a los niveles de CO2 en casa (y en el resto de espacios cerrados)!