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Es fácil comprobar la reducción del consumo energético que el aislamiento supone para el gasto de calefacción. Entre un 10 y un 25% del desperdicio de calor está ocasionado por puertas y ventanas que no son lo suficientemente estancas. Eliminar esas brechas por las que se fuga el calor será por tanto esencial para mejorar la eficiencia térmica de nuestra vivienda. La calefacción será más eficaz y gestionará mejor el consumo. El consumo de energía (electricidad, gas, petróleo, o incluso leña), disminuye, lo cual es económico y ecológico. Por último, el precio de la factura del consumo de electricidad disminuye, al igual que ocurre al realizar el aislamiento de techos, paredes, suelos, etc.
Por otra parte, el aislamiento térmico de las ventanas siempre es el primer paso para mejorar el confort y disminuir la factura de energía. Una ventana de acristalamiento sencillo deja entrar el frío y salir el calor. ¡No hay nada peor para sentirnos incómodos en casa! Sin embargo, no hay motivo para preocuparse. Siempre será posible aislar una ventana antigua, cambiarla por otra mejor aislada o proceder a realizar trabajos de renovación térmica. Por tanto, ¿por dónde empezar?
Existen dos grandes soluciones para el aislamiento acústico y térmico de una ventana antigua de acristalamiento sencillo: el calafateo y el sobre-acristalamiento.
La primera técnica para el aislamiento térmico de la ventana consiste en calafatear (sellar) la ventana vieja para limitar la pérdida de calor hacia el exterior de la casa. Concretamente, se trata de colocar una junta de silicona por todo el perfil de la ventana. Se necesitan dos cosas: la pasta de calafateo o silicona y una pistola para instalar más fácilmente la pasta alrededor del marco de la ventana.
El otro truco para aislar ventanas antiguas de acristalamiento sencillo es el sobre-acristalamiento. En este caso, se aplica directamente sobre la superficie del vidrio una película de sobre-acristalamiento de 6 mm y bajo coeficiente térmico. El acristalamiento adicional requiere el uso de una caja de herramientas completa: taladro, martillo, destornillador, masilla, plomada y cincel. Afortunadamente, una vez que estamos debidamente equipados, el trabajo para mejorar el aislamiento térmico es bastante sencillo.
El acristalamiento exterior es una técnica de aislamiento eficaz que reduce los puentes térmicos para mejorar la eficiencia térmica de la ventana. La ventaja es que conserva su estilo antiguo al tiempo que reduce en gran medida los ruidos molestos.
En cualquier caso, si está pensando en sustituir sus viejas ventanas y busca un resultado óptimo, puede optar por las de doble, o incluso triple acristalamiento. Si además le añade una persiana, el efecto anti térmico y anti-acústico se verá aún más reforzado… ¡y no olvide aislar el cajón de la persiana!
Aunque las ventanas de acristalamiento simple sean poco aislantes, hemos visto cómo se puede mejorar su capacidad de aislamiento térmico y también de aislamiento acústico. Pero, si la fuga de calor es importante, hay otra solución mucho más eficiente: cambiar las ventanas por otras de doble o triple acristalamiento, con una mejor capacidad de aislamiento.
Mejor que la silicona o el sobre-acristalado, es el doble acristalamiento. Las ventanas que cuentan con dos vidrios, con un espacio de 16 mm de separación entre ellos, son realmente una buena solución.
El argón, un gas aislante, permite reforzar la capacidad de aislamiento térmico acústico entre los vidrios. Con el doble acristalamiento con vidrio aislante, podremos ahorrar energía y calefacción ya que el calor se mantendrá en el interior.
Si las ventanas de doble acristalamiento son eficientes para aislar, las de triple acristalamiento lo son más aún. Si nuestra vivienda está ubicada en una zona de inviernos crudos, convendría tener en cuenta esta opción. En este tipo de ventanas, los vidrios están separados por una lama de aire. Este espacio se llena con un gas aislante, para mejorar el aislamiento aún más.
Obviamente, las ventanas de triple acristalamiento son más caras que las dobles. Pero, además, también son más pesadas y menos prácticas ya que requieren una estructura específica.
Por tanto, su rentabilidad dependerá de la dureza de las condiciones climáticas. Para lugares en los que el frío es intenso y prolongado, el ahorro será importante. En caso contrario, es posible que no necesitemos un nivel tan elevado de aislamiento térmico.
Los trabajos de aislamiento térmico de las ventanas de doble y triple acristalamiento pueden estar subvencionadas, al estar incluidas en los proyectos de rehabilitación para mejorar la eficiencia energética y al tener que ser instaladas por personal debidamente cualificado.
Para conseguir un excelente aislamiento térmico “a medida”, el termostato conectado e inteligente Netatmo permite optimizar el nivel de eficiencia energética sacando el mejor partido a su calefacción. ¡Caliente solo cuando sea necesario y reducirá el consumo y la factura de la electricidad de forma considerable!
Hay dos factores que determinan la calidad del aislamiento acústico y térmico de las ventanas: el acristalamiento y la estructura, mientras que el material (PVC, leña o incluso aluminio), influye menos. Por último, hay que prestar atención al coeficiente de aislamiento térmico “U”, que mide el aislamiento térmico de un cierre en relación a su rendimiento.
El uW representa el coeficiente de aislamiento de la ventana con los cristales incluidos: debe ser lo más pequeño posible: lo ideal será de Uw ≤ a 1,4 si es PVC, 1,8 para el aluminio, y 1,6 para los de leña.
*El Ug designa el aislamiento de los acristalamientos corrientes. El coeficiente Ug debería ser > 2, o Ug ≤ 2 para el aislamiento reforzado “TR”.
Aislar puertas y ventanas es tan importante como aislar el resto de partes de la vivienda susceptibles de dejar pasar el calor y el frío. Existen diferentes soluciones para todos los bolsillos. Por tanto, ¡no permita que un mal aislamiento de sus ventanas y puertas arruine el confort térmico en el interior de su vivienda!