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Un radiador o calefactor de aire eléctrico es una especie de “ventilador de aire caliente”. Son aparatos con termostato, muy prácticos, de pequeño tamaño y potencia y con un funcionamiento muy sencillo. Este aparato lo que hace en primer lugar es aspirar el aire frío del ambiente, calentarlo a través de una resistencia y después difundir este aire caliente por toda la pieza, a través de su ventilador integrado. Este funcionamiento se basa en el principio de la convención forzada.
Este tipo de calefactor eléctrico no necesita instalación (excepto en el caso de algunos modelos fijos) y se pueden transportar de un lugar a otro. Para disfrutar de todo el potencial de un radiador de aire caliente, hay que colocarlo en una estancia cerrada y de pequeña superficie. Aunque el radiador es muy preciso en la difusión del calor, su eficacia y la velocidad del calor descenderán rápidamente en un espacio grande y mal aislado.
Al igual que un ventilador de aire frío, los calefactores de aire caliente son muy asequibles, lo que los convierte en una buena opción a la hora de comprar. Especialmente si lo adquirimos a través de una plataforma como Amazon o Amazon Prime, sin gastos de envío. Pero además de su precio, también tienen otras cualidades: movilidad, velocidad para calentar una pieza y diversidad de modelos.
Al contrario de lo que ocurre con las calderas, bombas de calor y otro tipo de calefacciones solares, el calefactor eléctrico de aire es fácilmente transportable: gracias a su pequeño tamaño y ligereza, podremos llevarlo sin esfuerzo al lugar en el que lo necesitemos en un momento dado. En la habitación, sala de baño o taller, un radiador de aire hace nuestra vida mucho más agradable, especialmente en invierno.
El hecho de que sea un calefactor de potencia limitada, compacto, portátil, poco voluminoso, y ligero, hace que los radiadores eléctricos de aire sean muy prácticos y sirvan de forma eficaz como calefactor de baño o calefacción de apoyo.
Entre todos los sistemas de calefacción existentes, los que calientan más rápido son sin duda los radiadores con función ventilador de aire: ¡su efecto es casi inmediato!
Esta capacidad para subir rápidamente la temperatura hace que el calefactor eléctrico de aire sea perfecto para espacios pequeños, cerrados y aislados, como, por ejemplo, el cuarto de baño. Para hacernos una idea precisa, diremos que un radiador de aire puede calentar una pieza a 20º en solo unos minutos, ¡por muy frío que esté su interior!
Los calefactores de aire cada vez son más eficientes. Por ejemplo, tenemos los radiadores de cerámica o los radiadores de aire conectados por control remoto e inteligentes. Son mucho más que simples ventiladores de aire portátiles.
Entre los calefactores de aire más demandados del momento, está el calefactor cerámico. El mini radiador cerámico de aire caliente con ventilador es un aparato que tiene una resistencia de cerámica tienen un valor añadido ya que producen calor de forma más homogénea, lo que limita las pérdidas de calor. Los radiadores cerámicos de aire también ofrecen un mejor confort: la resistencia del radiador está insertada en la cerámica, lo que los convierte en una versión ligeramente mejorada y a un precio prácticamente similar.
Existen gran cantidad de modelos que conviene tener en cuenta antes de comprar un calefactor de aire: radiador de aire portátil, cerámico, mural, industrial, con termostato regulable para la configuración de temperatura, de diseño, conectado, con protección por sobrecalentamiento, minimalista… Algunos de ellos permiten optimizar el consumo de energía, aunque en la mayoría de casos, el gasto de electricidad es importante, y eso se reflejará en la factura.
A pesar de sus indudables ventajas, los radiadores de aire también tienen inconvenientes, que, en ocasiones, pueden incluso ser mayores que sus ventajas. En primer lugar, este tipo de calefactor eléctrico supone un problema para las personas alérgicas ya que remueve el aire y el polvo del ambiente. Sin embargo, este no es el principal problema de este sistema de calefacción, a veces controvertido.
El radiador de aire consume mucha energía: cuando lo utilizamos, el consumo de electricidad sube como la espuma. Por eso está indicado para usarlo de forma muy puntual ya que el precio de la electricidad no deja de aumentar año tras año. Los radiadores cerámicos, aunque más eficientes, también consumen mucho.
El sistema de ventilador del radiador es ruidoso, similar al de un ventilador. Los modelos de gama más alta tienen un sistema de protección para que el ruido sea menor, aunque aún emiten algo de ruido.
La inercia térmica del calefactor de aire caliente es casi inexistente. En el momento en que se apaga, la pieza se vuelve a enfriar ya que no emite ningún tipo de calor. Para aprovecha bien el calor lo mejor es permanecer en la estancia y apagarlo inmediatamente al salir. Los radiadores de aire cerámicos permanecen calientes algo más de tiempo, aunque eso en ningún caso servirá para que la estancia permanezca caldeada una vez apagado el aparato.
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Entre los modelos más económicos, podemos encontrar mini radiadores de apoyo con una potencia de 500W, a partir de 10 o 20€. Este tipo de radiadores son muy eficaces para piezas pequeñas. Pero los precios pueden subir hasta los 150 o 200€ en los modelos más sofisticados, con mando a distancia, conectados y con pantalla digital. Mientras más caros sean, menos energía consumen y tienen más potencia. Sin embargo, en un radiador con ventilador de aire lo más importante no es su precio, obviamente, sino su consumo de energía una vez que está en funcionamiento.
Evidentemente, un calefactor con ventilador eléctrico no es la mejor solución económica ni ecológica para calentar la casa durante el invierno. Sin embargo, son muy útiles como calefacciones de apoyo, para usarlas de forma puntual y no durante largo tiempo. ¡Esto evitará que la factura de electricidad se ponga por las nubes!
Los calefactores de aire que actualmente están en el mercado, suelen tener una potencia de entre 700 y 2.500W. Es decir, que si los dejamos funcionando durante una hora consumirán entre 0,75w/h y 2,5W/h. Un funcionamiento de unos 30 minutos al día supondrá casi 60€ al año.