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¿Estás intentando buscar la mejor caldera para tu hogar y no sabes cuál elegir? ¿Son mejores las calderas de gas, las de pellets, o las eléctricas? ¿Qué modelo elegir? ¿Con acumulador da acero inoxidable, con frost protection…? ¿Una oferta de caldera eléctrica? Las calderas eléctricas, (caldera eléctrica mural o de suelo), son sin duda un sistema de calefacción realmente interesante y lleno de ventajas. Sin embargo, ¿sería el más adecuado para nuestro hogar? ¡Para acertar en la elección tendremos que tener en cuenta algunos aspectos como, por ejemplo, nuestras necesidades o el tipo de vivienda en que habitamos!
Las calderas eléctricas (Vaillant, Ariston, Fujitsu, Saunier Duval, Domusa, ACV, Gabarrón…) son un excelente sistema de calefacción auxiliar que suelen utilizarse como complemento de la calefacción central. Son especialmente adecuadas para viviendas urbanas de pequeña superficie. Por una parte, porque son prácticas y ergonómicas; por otra, porque utilizar calefacción eléctrica en grandes superficies puede resultar (muy) costoso debido a los altos precios de la electricidad.
La calefacción de la caldera eléctrica es rápida y eficaz. Las calderas eléctricas permiten elevar rápidamente la temperatura de los radiadores de la vivienda y de los suelos radiantes. También se pueden usar para el agua caliente sanitaria conectándolas a un tanque de agua caliente.
Aunque las calderas eléctricas son baratas, fáciles de instalar, de sencillo manejo y disponibles en distintas versiones, también tienen inconvenientes: consumen mucha energía eléctrica y son poco ecológicas.
Al igual que ocurre con una caldera de gas, la instalación de una caldera eléctrica, tanto mural como de otro tipo, suele ser simple y rápida. ¡Tan solo hay que colocarla en su lugar y conectarla al sistema de calefacción central y al contador eléctrico!
Para instalar la caldera eléctrica de pared se puede elegir un armario, donde quedará “camuflada”, mientras que una caldera eléctrica en el suelo debe instalarse en una habitación grande, como un garaje, por ejemplo.
Las calderas eléctricas convencionales están conectadas directamente a cada uno de los radiadores de la vivienda. Las resistencias eléctricas sumergidas en su interior calientan el agua. A continuación, el agua caliente es repartida por todo el sistema de calefacción central y por las instalaciones que permiten obtener agua caliente sanitaria. Para proporcionar calefacción, esta agua caliente circula a través de los radiadores a la temperatura deseada.
Una de las variantes de caldera eléctrica es la caldera eléctrica iónica, que tiene un funcionamiento diferente. En este caso no hay resistencias, sino una corriente alternativa que se basa en el principio de electrolisis: es decir, se crea un campo eléctrico entre los electrodos y esto hace incrementar la temperatura del agua, que a continuación es enviada a los radiadores.
El tercer y último tipo de caldera eléctrica es la caldera eléctrica de inducción. Al igual que ocurre con las placas eléctricas de inducción para cocinar, un electroimán genera calor que se transmite a un líquido termo-conductor, que a su vez transmite el calor al agua que circula por los radiadores para proporcionar calefacción y agua caliente a la vivienda.
Además de los 3 grandes tipos de calderas eléctricas (clásicas, iónicas y de inducción), existen otras variantes. Unas y otras se diferencian por su potencia (es decir, por su rendimiento), modelos, o por el hecho de que se trate de una caldera mural (mayor ahorro de espacio) o vaya colocada sobre el suelo (más invasiva).
La mayoría de calderas de tipo eléctrico son mixtas: proporcionan calor a través de los radiadores de agua distribuidos por toda la vivienda o bien a través de un suelo radiante, aumentando la temperatura del agua caliente sanitaria. Por otra parte, su potencia también suele ser superior, lo que permite gestionar de forma eficaz los picos de consumo de agua caliente.
Por último, además de la caldera estándar, (tanto si se trata de una caldera mural eléctrica como de un modelo de suelo) también podemos optar por un modelo eléctrico de baja temperatura que permite ahorrar hasta un 15% en la factura eléctrica de calefacción, aunque los radiadores han de ser compatibles con esta opción.
A la hora de elegir una caldera (de suelo o mural) eléctrica, tenemos una gran variedad de opciones como acabamos de ver. También los precios varían de forma sustancial, aunque sin duda, son uno de los principales atractivos de este tipo de calderas.
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Al hablar del rendimiento de una caldera eléctrica, hay que tener en cuenta varios factores. Por supuesto, su rendimiento a veces es casi del 100%, pero ¿a qué coste?
A nivel de potencia, una caldera eléctrica proporciona entre 10 y 35 kW dependiendo de la superficie a calentar, aunque también influyen otros factores como, por ejemplo, la temperatura exterior y el aislamiento.
Por tanto, una caldera eléctrica será mucho más eficiente si el aislamiento mural y el de los techos es excelente, para evitar fugas de calor. En cualquier caso, este tipo de calefacción puede ser más interesante como calefacción adicional que como fuente de calefacción principal.
Ciertamente, la caldera eléctrica no es el sistema de calefacción más barato, sino más bien todo lo contrario. Aunque su precio de compra es bajo la cantidad que hay que pagar cada mes por su consumo es elevada. Sin embargo, la caldera eléctrica puede ser una buena opción para calentar zonas pequeñas, cuando no hay conexión de gas o cuando las condiciones hacen imposible instalar otro tipo de calefacción.