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A primera vista puede parecer que se trata del mismo dispositivo. Sin embargo, los detectores de humo y los de monóxido de carbono no tienen nada que ver. Aunque su embalaje, su ubicación en los estantes o en las tiendas online y las descripciones puedan inducir a confusión, es muy probable que nuestra casa ya esté equipada con un detector de humo (o incluso varios). Mucho menos probable es que tengamos un detector de monóxido de carbono, ya que el uso de este último está menos extendido.
Ambos dispositivos también tienen diferentes objetivos: el detector de humo sirve principalmente para alertar de un incendio durante la noche mientras se duerme mientras que la alarma del detector de gas monóxido de carbono emite el sonido cuando el nivel de este peligroso gas, incoloro e inodoro, es demasiado alto debido a una mala combustión, casi siempre, de la caldera.
La mayoría de las veces, cuando uno de estos detectores emite una alarma, el otro no se activa, ya que se trata de situaciones diferentes. Sin embargo, es posible que sí ocurra así en el caso de determinados incendios: si hay una emisión de humo, puede haber emisión de monóxido de carbono. En cambio, si hay emisión de monóxido de carbono, rara vez hay emisión de humo. Por lo tanto, es útil equiparse con ambos detectores para tener la seguridad de que estaremos sobre aviso ante cualquier situación de peligro.
Ambos detectores son dispositivos importantes para la seguridad del hogar, pero cada uno de ellos cumple una función diferente.
** El detector de humo es obligatorio **
Aunque uno de ellos es obligatorio, y el otro no, es recomendable equipar la vivienda con ambos. El detector de humo es obligatorio en todos los hogares desde el 9 de marzo de 2015.
Por tanto, es obligatorio instalar los detectores de humo homologados por la CE, norma NF EN 14604. Es posible que tengamos que instalar varios detectores de humo, porque la ley exige colocar un detector de humo por cada piso de la vivienda (preferiblemente en el rellano o pasillo que conduce a los dormitorios).
Para que el detector de humo cumpla con la normativa europea, hay que verificar las normas y marcas del dispositivo. Un detector compatible lleva la marca de homologación de la CE, debe cumplir la normativa europea EN 14604, y haber sido verificado en fábrica por un laboratorio autorizado independiente. La marca CE es una garantía que certifica la calidad del producto y su adaptación a la normativa europea.
Hay que tener en cuenta que el propietario tiene la obligación de proporcionar el detector de humo estándar a su inquilino, en las viviendas de alquiler. En caso de avería o defecto, es también el propietario el que deberá reemplazarlo.
** El detector de monóxido de carbono no es obligatorio, aunque sí recomendable **
Aunque el monóxido de carbono es un gas muy peligroso que causa miles de intoxicaciones cada año, algunas de ellas, con resultado de muerte, su uso no es obligatorio. Sin embargo, se recomienda encarecidamente equipar la vivienda con un pack de detectores de ambos tipos, especialmente si tenemos una caldera de gas, aceite o leña (es decir, que queme combustible).
Aunque no es un requisito legal, es altamente recomendable elegir un detector de monóxido de carbono eficaz. Para asegurar la calidad del producto, lo ideal es optar por un dispositivo que cumpla con la norma EN 50291 que certifica el adecuado nivel de calidad del aparato.
Un detector de humo hace sonar la alarma en caso de incendio. Un detector de monóxido alerta de la presencia de CO cuando un aparato de combustión emite CO. En ambos casos, un sensor detecta la presencia de humo o monóxido de carbono y activa una alarma. Los dos tipos de detectores son eficaces para mejorar la seguridad del hogar.
** Los dos tipos de detectores tienen muchos puntos en común **
A pesar de sus diferencias, ambos tienen puntos en común: ninguno de ellos necesita mantenimiento, aunque hay que comprobar periódicamente si las baterías aún están cargadas o si se han descargado. La instalación de ambos también debe cumplir unos determinados requisitos: el detector de humo debe colocarse en el techo; el de CO, en la pared. Otro punto en común es que ambos funcionan de la misma manera: cuando el humo o el CO entra en el radio de detección del dispositivo, (instalado en el lugar apropiado), esto provoca una reacción en el sensor, que produce una corriente eléctrica. Es esta corriente la que activará la alarma sonora y hará que emita un sonido estridente… que nos permitirá reaccionar con la mayor rapidez posible.
Tanto en el caso de los detectores de humo como en el de los detectores de monóxido de carbono, hay muchos modelos disponibles: detector inteligente de humo o monóxido con wifi, o modelo convencional, con cable o inalámbrico, con batería o sin batería, de gama baja o de gama alta, para que cada usuario pueda encontrar el modelo que mejor se adapte a sus necesidades y a su bolsillo.
Sin embargo, hay un matiz a tener en cuenta: existen detectores de función dual, que cumplen tanto la función de detector de humo como la de detector de monóxido de carbono. Esta también puede ser una opción para mejorar la seguridad y protección en el hogar. En cualquier caso, lo mejor es dejarse asesorar siempre por técnicos expertos.
** El tercer tipo de detector que mejora la seguridad del hogar: el detector de calor **
Por último, debemos mencionar que existe un tercer tipo de detector: el detector de calor, un dispositivo que también alerta en caso de incendio, aunque es menos eficaz que un detector de humo y, sobre todo, no tiene validez a efectos legales. Sin embargo, este tipo de detector se puede utilizar como elemento de apoyo, junto al detector de humo y el monóxido de carbono, para incrementar aún más el nivel de protección y seguridad.
** Tanto si se trata de humo como de monóxido de carbono, hablamos de sustancias tóxicas, peligrosas y potencialmente letales. Por esta sencilla debemos considerar que los detectores de humo o monóxido no son accesorios decorativos sino importantes aliados para mejorar la seguridad del hogar. Por último, hay que recordar la importancia de comprobar periódicamente el estado de las pilas o la batería, ya que su duración no es ilimitada. **