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Como acabamos de ver, la calefacción comunitaria es un sistema de calefacción colectivo en el que hay que instalar un contador individual para conocer el consumo de cada una de las viviendas. La mayoría de las veces se trata de sistemas de calefacción de gas natural y suele ser la opción más habitual en edificios de pisos y apartamentos. Cada vivienda cuenta con su propia instalación de contadores individuales para calcular su consumo unitario.
Como su propio nombre indica, la calefacción comunitaria no es otra cosa que un sistema de calefacción compartido entre varias viviendas. En una comunidad de propietarios, por ejemplo, cada una de las viviendas disfruta de calefacción gracias a una caldera que es común para todo el inmueble. Esto permite compartir los costes y hacer más fácil que todos los vecinos tengan calefacción ya que cada vecino tiene su propio contador individual de calefacción. Es mucho más práctico tener un único sistema de calefacción en el que solo hay que instalar la contabilización individualizada que obligar a que cada vecino tenga que hacer su propia instalación.
La calefacción colectiva suele encontrarse en la sala de calderas, en el sótano del inmueble o de la copropiedad. El sistema de calefacción consiste en disponer de uno o varios generadores de energía calorífica y en instalar contadores individuales. La mayoría de las veces suele tratarse de una caldera o una bomba de calor. El cálculo del consumo de cada vivienda se realiza a través de los contadores individuales para la calefacción.
Por lo general, la instalación también suele proporcionar el agua caliente sanitaria colectiva a todos los propietarios. En un sistema de calefacción colectiva, el calor se redistribuye a cada vivienda de las siguientes formas:
¿Qué ocurre una vez que llega el calor a los emisores de cada una de las viviendas? Aquí es donde entran en acción los radiadores de cada una de ellas: radiadores de hierro fundido, de alto o bajo rendimiento, clásicos, de baja temperatura, suelos radiantes, etc.
Antes de abordar los puntos positivos y negativos de la calefacción colectiva, es importante hablar de una de las grandes controversias que puede suscitar este sistema de calefacción. ¿Es posible que un vecino termine pagando el consumo de electricidad de sus vecinos? ¿Existe una instalación de contadores para cada vivienda?
En este sentido hay que decir un ¡no! Rotundo. Hay que tener en cuenta que desde 1974 los edificios residenciales que utilizan calefacción colectiva tienen la obligación de permitir que los gastos de calefacción sean en base al consumo individual de calefacción. Si no existiera esta normativa, el pago de la calefacción colectiva sería muy complicado y lleno de inconvenientes, sobre todo, para las economías más desfavorecidas. Sin embargo, hoy en día no hay problema ya que es totalmente factible contabilizar al detalle el consumo de cada usuario a través de contadores individuales.
Para garantizar este reparto del consumo de calefacción, el sistema colectivo está provisto de repartidores eléctricos o bien, de contadores de energía térmica.
Por tanto, la factura de la calefacción de cada vivienda se establecerá en base a los datos de consumo personal de calefacción de cada una de ellas. Pero eso solo representa un 70% del precio total de la factura. El 30% restante serían los castos comunes del inmueble o copropiedad en la explotación de la calefacción colectiva. Dicho importe se reparte según los porcentajes de la copropiedad. Se trata del combustible (gas, fuel, electricidad, etc.). el mantenimiento de los equipos, o el consumo eléctrico de las instalaciones térmicas, entre otros.
Pero la calefacción comunitaria también presenta inconvenientes:
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No existe una respuesta universal para esta cuestión. Para elegir la opción más adecuada a las condiciones particulares de cada persona, conviene valorar ciertos parámetros, por ejemplo, la superficie total de la vivienda, nuestras propias exigencias en cuestión de confort, situación geográfica, y, por supuesto, ¡también el presupuesto!
Lo fundamental a tener en cuenta es que la calefacción comunitaria es más práctica y fácil de usar que la calefacción individual. Algunos gastos son compartidos, por lo que también es más económica. Además, tendremos más espacio en casa ya que no hay que reservar un espacio para la caldera y solo habrá que instalar los contadores. Tampoco tendremos que preocuparnos por el mantenimiento, aunque habrá que adaptarse a las fechas de encendido y apagado impuestas por la comunidad. Los costes de la calefacción comunitaria son inferiores a largo plazo y, gracias a las válvulas termostáticas conectadas al contador individual de cada propietario, se puede diferenciar el consumo de cada uno.
¿Está dudando entre calefacción individual o colectiva? A la hora de elegir, debemos tener en cuenta todos los factores que hemos enumerado en este artículo antes de tomar la decisión que mejor se adapte a nuestras necesidades y forma de vida.